A partir de la Edad Media se ha recopilado información de cientos de molinos hidráulicos como el de Igartza en Euskal Herria. Las muelas de este molino molían con la fuerza del agua los diferentes tipos de cereales. El molino de Igartza ha sido a lo largo de la historia un molino de gran importancia, ya que está situado junto al cruce de los dos principales caminos medievales.

Las principales tareas del molino de Igartza fueron moler granos de cereal, obtener diferentes harinas y hacer pan, tanto para los vecinos de la zona como para los viajeros que pasaban por el cruce. Las primeras citas del molino datan de 1431. Para 1504 el molino de Igartza tenía tres pares de piedras para moler. Funcionó hasta 1982. En 1996 el Ayuntamiento de Beasain comenzó a investigar y recuperar el interior del molino. En la actualidad, el edificio se divide en cuatro partes: molino, vivienda de molineros, repecho y sistema de toques.